miércoles, 5 de marzo de 2008

La vida de Monserrate Avilés y el increíble suceso del Teléfono que no Existe.




[Brevísimo Fragmento de una pieza de teatro breve]


En el centro de un espacio vacío y oscuro hay una cabina de teléfono público del tipo que no existe en Puerto Rico, tiene un letrero que lee Teléfono que no Existe. La cabina está iluminada por un spotlight. En la oscuridad, en una banquito de parque está sentado NARRADOR, mujer negra de veintipico de años, vistiendo un gabán oscuro con una camisa blanca. NARRADOR se para y da unos pasos hacia delante, se enciende un spotlight que lo ilumina.

NARRADOR: (Lo que va narrando sucede al mismo tiempo. Su voz es casi monotonal. Aburrida.): Monserrate entra a la escena, con sus ojos tirados por el suelo, vestido en el tipo de trapos que usa una persona que está sola en el mundo. Entiéndase: un triste suit negro. Se detiene un momento mirando al horizonte, como lo hacían los filósofos, sin saber que hay un público observándolo, y recuerda que su vida es una mierda y que jamás ha podido entablar una relación saludable con una persona. (Un tercer spotlight cae sobre MONSERRATE, que está quieto. No parpadea. No se mueve. Mira hacia las gradas) No se mueve, porque la carga existencial de hacerlo es inaguantable. Siempre se detiene ahí, de camino a su casa, y le echa la culpa a su madre, que lo nombró Monserrate siendo varón, en vez de llamarlo José, o Pedro, o Emeterio o inclusive, Salvador.

NARRADOR y MONSERRATE(en unisono): Mi vida es una mierda.

NARRADOR: …dice Monserrate y considera por un momento romper a llorar, porque le acaban de decir que tiene cáncer del ser, y no tiene una madre o una pareja a quién contárselo. Monserrate lleva años así, así tan solo. Su madre, que también se llamaba Monserrate, murió hacía seis años, por falta de amor y su padre, esposo de su madre por toda una vida, murió consecutivamente, porque su esposa le había prohibido ver las noticias y en el funeral de esta se enteró que los árabes destruyeron las Torres Gemelas. Entonces, el teléfono suena.

Suena el Teléfono tres veces, y MONSERRATE camina hacia él. No le presta mucha atención a la cabina ni al letrero. Abre la puerta. Lo contesta. NARRADOR camina hacia la cabina y cierra la puerta. Vuelve a su lugar, frente al banquito.

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