domingo, 9 de marzo de 2008

Certamen de Literatura Intrauniversitario de la Universidad de Puerto Rico

PRIMER CERTAMEN INTRAUNIVERSITARIO DE LITERATURA U.P.R. FACULTAD DE HUMANIDADES, RECINTO DE RIO PIEDRAS

La Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras se complace en reabrir la convocatoria a nuestro 1er Certamen Intrauniversitario de Literatura. Dicho certamen busca fomentar el desarrollo de la creación literaria entre los estudiantes del país a nivel universitario. Se premiarán trabajos inéditos en los géneros de poesía y cuento. Podrán participar todos los estudiantes de cualquier universidad nacional, debidamente acreditada por la Middle States Association. El o la ganadora en cada categoría recibirá un primer premio de 2,500.00 dólares. Las bases del certamen son las siguientes:

Poesía

1. Podrán participar todos los estudiantes matriculados en la Universidad de Puerto Rico, o en cualquier universidad nacional, pública o privada debidamente acreditada.
2. El autor/a enviará por correo certificado tres copias de un manuscrito inédito, en papel 8x11, cosidas, con numeración de página y tituladas. El autor/a debe firmar con pseudónimo, epígrafe o lema. En un sobre sellado, aparte, el autor/a se identificará sometiendo su nombre, dirección postal y electrónica, teléfono y prueba de matrícula (completa, de al menos 12 créditos) a la Universidad de Puerto Rico o cualquier otra entidad universitaria nacional.
3. Sólo se aceptará una participación por autor en cada categoría. Dicho libro no puede estar concursando en ningún otro certamen literario.
4. Para el género de poesía, el manuscrito debe observar un mínimo de 300 versos de extensión.

Cuento

1. Podrán participar todos los estudiantes de cualquier universidad nacional, pública o privada, debidamente acreditada.
2. El autor/a enviará por correo certificado tres copias de un manuscrito inédito, en papel 8x11, cosidas, con numeración de página y tituladas. El autor/a debe firmar con pseudónimo, epígrafe o lema. En un sobre sellado, aparte, el autor/a se identificará sometiendo su nombre, dirección postal y electrónica, teléfono y prueba de matrícula (completa, de al menos 12 créditos) a la Universidad de Puerto Rico o cualquier otra entidad universitaria nacional.
3. Sólo se aceptará una participación por autor en cada categoría. Dicho libro no puede estar concursando en ningún otro certamen literario. 4. Para el género de cuento, el manuscrito debe observar un mínimo de 60 páginas de extensión.

La fecha límite del premio es el 15 de abril del 2008. Las obras deberán ser enviadas a :
Certamen Literario 2008
Facultad de Humanidades
Universidad de Puerto Rico
Departamento de Estudios Hispánicos
APTDO 23351
San Juan, Puerto Rico 00931

No se aceptarán obras con matasellos posterior a la fecha límite del certamen. No se aceptarán obras entregadas a mano. El certamen se fallará durante la Semana de la Lengua en abril del 2008.

El premio se otorgará único e indivisible. Puede ser declarado desierto. Una vez sometidas las copias, éstas no serán devueltas al participante, sino que serán destruidas una vez leídas por el jurado.

Este año, el premio de cuento será dedicado al afamado escritor José Luis González y el de poesía a nuestra poeta Angelamaría Dávila.

Este premio es convocado bajo la administración del Decano José Luis Ramos Escobar, asistido en su concepción y reglamentos por la escritora Mayra Santos-Febres, el 10 de octubre del 2007, Mes de las Humanidades.

La base nitrogenada


Mathew regresó a su apartamento en El Condado, a su ascensor de marca japonés sobre-capacitado para sostener su vida como la de otros al igual que él. Regresó al cristal polarizado de un piso 18 en donde le es claro que durante todos estos años tuvo razón, que las personas son y se ven como hormigas usurpando entre la tierra en busca de la falacia que es el azúcar de todos los días. Mathew Hollard II regresó a su puerta digital para hundir contra la superficie pixelada su huella también digital, seguida de una combinación de seis números que resiten ante fechas de nacimientos, aniversarios y días de celebración.

El distinguido profesor y doctor de genética Mathew Hollard regresó una noche de noviembre a su colección de cuchillos de China, a su nevera inoxidable, a sus platos desusados de cerámica, a la estufa rodeada de granito que jamás le ha fallado en propagar el exquisito aroma de la nada. Y aún lo huele y así mismo le alcanza el olor cada vez que regresa a la cama, cada vez que se sienta frente a la computadora a estructuralizar nuevas codificaciones de proteínas, porque dice que intenta hallar el error de Dios. Un codón es un codón que es un codón, se repetirá a él mismo cuando descubra lo ineludible, que la genética al igual que la poesía fueron creadas de la misma manera. Y así será como el doctor Hollard se topará con el primer error de Dios.

Mathew regresó a su apartamento porque tenía sueño, porque se confundió de edad, porque se creía que todavía era niño. Tan pronto sostuvo el pasamano de la escalera de metal llamó a su madre con un bostezo. Trató de pronunciar su nombre pero no pudo al no poder recordarse. Bostezó una segunda vez y se dio por vencido cuando vio en su cuarto de almacenamiento las viejas cajas de empaques asépticos que había traído de su oficina, ahora rellenadas de fotografías de la cremación de su madre.

Mathew Hollard regresó al mismo lugar de siempre, a un universo controlable, aquel que no existe. Regresó a su lavamanos de mármol de la misma manera que lo hizo otras noches como ésta, antes y después de ir al baño; ya era costumbre de su oficio. El doctor de genética, Mathew Hollard se creyó solo en aquel apartamento de El Condado, sólo que cuando fue a subir la tapa de su inodoro encontró una cantidad considerable de excreta acumulada en el agua. No supo si era suya, si se había olvidado de bajar el inodoro, si había tenido visita o si alguien había infiltrado su hogar. Peor de todo, no conocía si aún permanecía solo en aquel apartamento que se extendía a través de todo el piso 18 de Life View número y bloque 380. Mathew Holard, Ph.D. no pudo contener las lágrimas.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Emily




"Emily tries but misunderstands, ah ooh

She often inclined to borrow somebodys dreams till tomorrow

There is no other day

Lets try it another way

You'll lose your mind and play

Free games for may

See emily play"


- Sid Barret (Pink Floyd)


Mirar a Emily jugar nunca me pareció tan placentero como ahora. Su cuerpo, ahora de colores brillantes, resplandece tal si fuera Sol. No puedo separar mis ojos de los de ella. No puedo dejar de mirar como juega con esos malditos cerdos rosados. Vuelan, todos, desaparecen y vuelven a aparecer. Se duermen todos juntos. Hace frío, los cerdos rosados dejan de ser rosados y se van. Es entonces cuando cae en el profundo sueño, es entonces cuando mas la me la disfruto. Se despierta, pero sigue durmiendo y camina hacía mí, me arrebata los sueños, “los tome prestados, te los devuelvo mañana” me susurra al oído y vuelve a dormir, dormir. Juega con mis sueños en sus sueños, hace malabares con ellos, los abraza, les da besitos y se arropa con ellos. Los cerdos vuelven y duermen en su cabeza.


Despierta al rato, inundada en un oscuro llanto, ya los cerdos no están, no hay quien la consuele. Se seca las lágrimas con mis sueños, sonríe y vuelve a dormir. Le pregunto que le pasó pero solo me sonríe, intenta explicármelo todo mediante esa sonrisa, mas no la entiendo. “No me devuelvas mis sueños, por favor, hazlos parte de ti” le digo mientras le sonrío. Se aleja corriendo y vuelve a jugar con los cerdos rosados. Vuelan, todos, desaparecen y vuelven a aparecer. Se duermen todos juntos. A mi no me queda nada , mas que seguir mirándola, esperando el momento en el que me invite a jugar.

La vida de Monserrate Avilés y el increíble suceso del Teléfono que no Existe.




[Brevísimo Fragmento de una pieza de teatro breve]


En el centro de un espacio vacío y oscuro hay una cabina de teléfono público del tipo que no existe en Puerto Rico, tiene un letrero que lee Teléfono que no Existe. La cabina está iluminada por un spotlight. En la oscuridad, en una banquito de parque está sentado NARRADOR, mujer negra de veintipico de años, vistiendo un gabán oscuro con una camisa blanca. NARRADOR se para y da unos pasos hacia delante, se enciende un spotlight que lo ilumina.

NARRADOR: (Lo que va narrando sucede al mismo tiempo. Su voz es casi monotonal. Aburrida.): Monserrate entra a la escena, con sus ojos tirados por el suelo, vestido en el tipo de trapos que usa una persona que está sola en el mundo. Entiéndase: un triste suit negro. Se detiene un momento mirando al horizonte, como lo hacían los filósofos, sin saber que hay un público observándolo, y recuerda que su vida es una mierda y que jamás ha podido entablar una relación saludable con una persona. (Un tercer spotlight cae sobre MONSERRATE, que está quieto. No parpadea. No se mueve. Mira hacia las gradas) No se mueve, porque la carga existencial de hacerlo es inaguantable. Siempre se detiene ahí, de camino a su casa, y le echa la culpa a su madre, que lo nombró Monserrate siendo varón, en vez de llamarlo José, o Pedro, o Emeterio o inclusive, Salvador.

NARRADOR y MONSERRATE(en unisono): Mi vida es una mierda.

NARRADOR: …dice Monserrate y considera por un momento romper a llorar, porque le acaban de decir que tiene cáncer del ser, y no tiene una madre o una pareja a quién contárselo. Monserrate lleva años así, así tan solo. Su madre, que también se llamaba Monserrate, murió hacía seis años, por falta de amor y su padre, esposo de su madre por toda una vida, murió consecutivamente, porque su esposa le había prohibido ver las noticias y en el funeral de esta se enteró que los árabes destruyeron las Torres Gemelas. Entonces, el teléfono suena.

Suena el Teléfono tres veces, y MONSERRATE camina hacia él. No le presta mucha atención a la cabina ni al letrero. Abre la puerta. Lo contesta. NARRADOR camina hacia la cabina y cierra la puerta. Vuelve a su lugar, frente al banquito.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Convocatoria

Oprima para agrandar


miércoles, 5 de diciembre de 2007

jueves, 29 de noviembre de 2007

La guagua de Galeano


A Eduardo Galeano y su libro de los abrazos.

La guagua numero 68 del Sistema de Transporte Público de Gran Ciudad, es una de las mas eficaces en todo el país. Su primer viaje siempre sale a las 6 de la mañana, su último a las 10:00pm. Personas de todas clases la abordan, desde tecatos en busca de la cura, obreros acabados de salir de la construcción, estudiantes, amas de casas, y hasta los altos funcionarios del país. Todos hablaban con todos, de todos los temas posibles.

Yo tomaba la número 68 todos los días de camino a la universidad. Y les confieso, al principio me incomodaban las felices tertulias que se allí se daban. Así que me adentraba en alguno de los muchos libros que cargaba para entonces. Pero las conversaciones cada vez se tornaban mas interesantes, así que muy a mi pesar me uní a ellos. Hablaban de política internacional, hablaban de ciencia, discutían Cien años de soledad, intentaban encontrar la cura del sida, comentaban el último chisme. Si alguno tenía algún problema, se le daban sugerencias, se le buscaba la solución. Y otras veces hablaban de religión. Nadie gritaba, todos hablaban en armonía, todos sonreían.

Galeano guiaba la numero 68. Todos los viajes los hacía él.

Este había llegado de Montevideo hacía ya algunos 30 años, con las intenciones de volver alguna vez. Pero el amor que le había cogido a esta nueva tierra fue tan grande, que juró no dejarla jamás. Galeano era de tez blanca y ojos claros. El poco cabello que le quedaba fue negro alguna vez, ahora era color ceniza. Era bajito, panzón y necesitaba un bastón para caminar. Era la persona más maravillosa que se pudiera alguna vez conocer. Era un ángel, algunos decían. Sus ojos estaban llenos de paz, de un amor casi maternal. Con solo mirarlo a cualquiera se le dibujaba una sonrisa en la boca.

Galeano había conseguido el trabajo de chofer de la número 68, mediante un amigo que lo recomendó. Según se cuenta, ese amigo atravesaba por una profunda depresión. Pasaba las horas entregado al alcohol. Pero conoció a Galeano y no se sabe como, se quitó del alcohol. Desde entonces, sus vidas cambiaron para siempre.

Lamentablemente, esta no es la historia de Galeano. Tampoco es la historia de la número 68 en sí. Es la historia del amor que llenaba esa guagua. Aunque, claro, sin Galeano y su guagua, esta historia no se podría contar.

Íbamos todos en la guagua, esta vez se hablaba del amor familiar. Algunos hablaban de sus hijos, otros de sus padres y otros simplemente lloraban al recuerdo de algún familiar. Galeano era uno de los que lloraban. Todos callamos ante el llanto de aquel ángel. Lloraba al recuerdo de sus hijos, hacía más de 20 años que no los veía. Éste nos contó su historia, de como su ex esposa se los arrebató cuando se divorciaron. Ahora vivían en Montevideo o al menos eso creía.

Todos consolamos a Galenao, le sacamos las lágrimas con el corazón.

Pasamos frente al aeropuerto, Galeano nos miró por el retrovisor. Comenzamos a aplaudir, a llorar junto con él. Galeano detuvo la guagua, caminó hasta la puerta trasera despidiéndose de cada uno de nosotros. Antes de bajar de la 68 dijo “Hasta pronto amigos, aquí les dejo mi corazón” y se alejó caminando lentamente.

Esa tarde, el corazón de Galeano completó la ruta de la 68.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Exhumación

De la costura aun desgaste.
Los límites sangran.
Resucitan.
Un asombro ondulante,
paralelo despegado.
En cada frontera,
se vuela según el ala.
Detrás de cada pie,
un sastre aguarda.

Érase una vez una herida,
pasajera de este idioma
que nunca se alejo.
Equipaje,
rumbo a equis nación.
Piérdase monarca y su corona,
especie nociva, espina.

Ya sé,
que la isla acaba en donde
el istmo se expía.
El primer dolor fue mártir,
alejo continentes.
A su muerte,
se pudrió un diccionario,
nos quedo la boca tendida
la lengua seca.

Solo,
un espectador en la corte,
que preside.
Se adula, dan gracias,
La fe,
salvo al arma,
nacionalizo toda clemencia.
Al cuerpo banderas disparan.
El evo,
isohispano.