viernes, 2 de marzo de 2007

Amarres

Astrid J. Lugo


Agua de pozo

Me apresaba
con sus piedras empozadas,
me raspaba,
y tenso
besaba
mis tobillos.
Me cosí a su cuerpo,
de viejo amante,
con la desesperación de siempre
(hiper-
venteada).
No habría forma
de
escaparse al viento;
a las fieras,
al muro,
a la cordillera filosa,
ni a los puñales de sol.
Y da mucho trabajo
llevar en los hombros
la vida,
y por “tener que”,
tomé un buche de agua,
me levanté,
me llevé lo
mío,
y hasta han quedado
sobre piedra
deseos
sordos.
Lejos,
con la angustia
corroída,
y los pies
trazando agujeros de agua.
Callada quedo,
que hablando
se hará justicia;
callada,
con la boca
amarrada de jugos
de pozo,
y tantas cosas
qué decir.


Te busqué

Te busqué,
caída entre el discurso del porqué,
y los por cuántos.
Te encontré
amarrado a la columna
del teatro,
de los que se hacen fuertes
con el golpe.
Con los pañitos atados a la cara
y las muñecas entumecidas
llamando al filo.
Estuve,
entre el sucio
patíbulo de ecos
malhablados,
y con ellos,
canté su canción,
de quejas y
elefantes de telarañas.
Me sequé el orín de los pantalones
al verte,
un poco por el bochorno t
e enseñé los dientes,
a ver si querías un beso.
Tú,
no te diste cuenta de nada,
ni yo lo quería
pero te busqué,
y ajena al cambio,
me limité a vivir
sin saber qué era.
Dejé de buscarte.


Oscuridad

Encierras los puños de tus manos,
coartas los aullidos,
dices
que buscas la paz,
y quizás.
Me vendas los ojos,
pa’ ver a oscuras.
Me amarras los pies
por el
"buen camino".
Me dejas temblando y
de un grito tuyo
renuncias.
Me aprietas el cuello,
me asfixio,
te escupo,
no hay miedo.
Busco en las ventanas
silencio,
tu ruido blanco
me rompe,
Busco tus sombras
tus ojos,
me pierdes,
yo que tanto
te esperaba
pasivo
y tú,
me pintas de oscuros.

Astrid J. Lugo nació el 19 de abril de 1985 en San Juan, literalmente en el Teatro Tapia (durante el estreno de la Charca). Es budista desde los tres años (y a los catorce con conciencia). Su padre es músico y actor; su madre es escenógrafa, escritora de teatro, compositora y pintora. Comenzó componiendo letra y música a los cinco años en un pianito con su madre (El marciano a la estrella). Sus primeros cuentos fueron a los doce (La llave de la luna) y sus poesías (sin música) a los catorce. Actualmente es estudiante del Departamento de Estudios Hispánicos de la la facultad de Humanidades en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Le gusta el sucio y marcar sus propias obsesiones. A menudo trata de decir lo que no se debe y de contradecir lo que ya estableció. Escribe tratando de romper y celebrar alguna que otra cosa.

1 comentario:

The Trade dijo...

Diablo mano, esta parte me tripea de que al cien...

"Tú,
no te diste cuenta de nada,
ni yo lo quería
pero te busqué,
y ajena al cambio,
me limité a vivir
sin saber qué era.
Dejé de buscarte."