sábado, 26 de mayo de 2007

Para un nómada

Ástrid Lugo

Vienes del sol,
y cuando me tocas
siento que exprimes
un poco
mi poca dulzura.
No te conozco,
y parece que mirase
los ojos más grandes,
llenos de silencios,
de risas,
de arrugas y esquinas:
si me besas,
me quemas,
me haces recordar
que hay tanto que no sé
de ti,
de tus calaveras bailarinas.
Te extraño sin tenerte nunca,
quiero que me abraces,
que intentes desnudarme
otra vez,
otra vez sin resistencia.
Extraño tus manos con las mías,
que las pongas
en mi cara,
extraño morderlas,
y a tu boca.
No te conozco (extraño),
no sé a qué juegas con
abrazos largos
de latidos comprometedores,
pero te beso las manos en este silencio,
y me sonrojo en
los cristales de tus ojos,
en las tertulias
susurradas
al oído,
en aquel balcón
lluvias de nuestro
siempre
mojado
mes.

3 comentarios:

Christian Ibarra dijo...

.."abrazos largos de latidos compometedores"...hermoso

Papá Ubu dijo...

Creo haber leido este poema en otro blog. Creo que no podría decir hermoso. Creo que podría editarlo con mis tijeras expeziales. Las que creen son las gallinas, decía Mamá Ubu. Nunca entendí por qué. Y, ¿por qué no detiene al nómada?

Astrid J. Lugo dijo...

Wow, publicaron el jodoncito... hm, disfrutaré el asesinato seguro, jajaja, abrazos!